Veamos el lado positivo

Veamos el lado positivo

“Observar el lado positivo de todo lo que nos ocurre, es una convención. Es una decisión nuestra de transformar cualquier realidad, por negativa o terrible que esta sea. Además, es un derecho humano fundamental.

– Dito hermano

Mi amigo Clodomiro, tenía la tendencia de siempre ver el lado negativo de las cosas. Su estado ánimo era frecuentemente disgustado, triste, malhumorado. Afectaba a todas las personas a su alrededor y los resultados de su labor, e incluso la de sus compañeros de trabajo, se veían afectados, por esta manera de estar en la vida.

Con frecuencia describía a las personas optimistas, como pesimistas mal informados. Como personas ingenuas que no podían darse cuenta de la realidad. Lo escuché afirmar que éramos unos ilusos y que antes o después nos rendiríamos ante la evidencia de que la vida es un cúmulo de problemas frecuentes, de difícil o imposible solución.

Era así Clodomiro, muy dificil para convivir con él, pero era mi amigo y lo estimaba.

Aprendí a ver comúnmente el lado positivo de las cosas de mi primo Juan Carlos. Siempre estaba de buen humor, sonreía con frecuencia. Alababa a las personas con frecuencia. Les decíaa palabras de aliento ante las dificultades. Afirmaba que todo tenía un lado positivo. Algunos lo consideraban superficial, frívolo, inconsciente, hasta llegaba a molestarles escucharle decir que usaba unos lentes de contacto que le permitían observar cualquier circunstancia, por adversa que fuera, y ver la cara de positiva que ocultaba.

Trabajar a su lado, resultaba extraordinario y a la vez desafiante, pues cuando pensábamos que algo no tenía solución, estaba mal, dañado, peligroso, de alguna forma amenzador, Juan Carlos veía la situación, la analizaba y encontraba la perspectiva que ninguno de los demás habíamos visto. ¡Sus resultados eran extraordinarios!

Clodomiro y Juan Carlos, con eso de que el amigo de mi amigo, es mi amigo, llegaron a conocerse. Clodomiro siempre le encontraba un defecto a Juan y me lo decía a mí, pero no a él. Juan siempre le buscaba algo bueno a Clodomiro, y se lo decía direcctamente.

Clodomiro afirmaba categóricamente ante las situaciones: ¡Esto es así y punto! Juan Carlos planteaba entonces: Yo esto lo percibo de esta otra manera. Con voz baja, de una manera delicada, sin desafío. No existía manera de hacer que se molestara. Escuchaba a Clodomiro con atención, y tomaba notas de todo lo que afirmaba. Luego, argumentaba con un razonamiento impecable sin discutir, con cuidado, impecable, hasta que surgía un enfoque con el cual los dos quedaban de acuerdo. ¡Qué espectáculo!

Clodomiro y Juan Carlos, al igual que yo nos separamos hace ya algunos años. Al despedirnos, Clodomiro me dijo a mí, en privado, que Juan Carlos le había hecho observar la realidad de manera más feliz y que comenzaba a darle un nuevo enfoque a su vida.

Juan Carlos al decirnos adios, le dijo a Clodomiro que le agradecía lo mucho que había aprendido a su lado. ¡Seguimos siendo amigos los tres!

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