Autoridad que Sirve: El Poder de Liderar Desde el Amor
- ¿Qué te viene a la mente cuando piensas en un buen líder?
- ¿Cuáles han sido las consecuencias más profundas del liderazgo que has vivido?
- ¿Y tú, lideras desde el amor o desde el miedo?
He compartido escenarios con cientos de facilitadores en todo el mundo, y cada vez que toco el tema del liderazgo, vuelvo al mismo punto: el liderazgo no se mide por el cargo, se mide por el resultado. Pero no cualquier resultado: me refiero a uno profundo, humano, que transforme. «Un buen líder es aquel que deja a la gente más feliz de lo que la encontró«, suelo decir. Y lo repito hoy con más convicción que nunca.
Recuerdo una sesión en Nueva York, en un encuentro de formación con educadores de distintos países. Había una energía especial en el aire: mezcla de expectativa, escepticismo y ganas de hacer las cosas mejor. Uno de los participantes, de origen caribeño, levantó la mano y preguntó con voz firme: «¿Y qué pasa cuando liderar implica perder el control?«. No fue una pregunta técnica. Fue un grito desde dentro. Respiré hondo, caminé hacia él y le respondí: «Cuando eliges liderar desde el servicio, no pierdes el control: sueltas el miedo«. Hubo silencio. Y luego, un aplauso lento pero sincero. Aquel momento me recordó que el liderazgo no es una estrategia. Es una decisión.
Esa es la diferencia entre un jefe y un líder. El primero se siente con poder. El segundo elige la autoridad. Pero no la autoridad entendida como superioridad, sino como la capacidad de aumentar a otros. «auctoritas«, del latín, es eso: aumentar, hacer crecer, promover. En Roma, auctoritas no era “autoridad” en el sentido moderno de poder coercitivo, sino prestigio reconocido, influencia moral, capacidad de inspirar y guiar. El auctor era quien hacía que algo creciera: podía ser quien fundaba una ciudad, quien promovía una ley o quien respaldaba una decisión.
¿Cuántas veces confundimos liderazgo con jerarquía? ¿Y cuántas veces usamos el poder como escudo para no involucrarnos verdaderamente?
Aquí viene una pregunta importante: ¿cómo saber si estás liderando o simplemente mandando? Piénsalo así: si la gente te sigue por miedo, eres jefe. Si lo hacen por admiración y porque creen en ti, eres líder. Yo suelo decirlo con una sonrisa: «El liderazgo no se hereda, se gana. Y se gana sirviendo«.
En mis años como facilitador, he aprendido que la intención lo es todo. Un líder que actúa con recta intención —esa mezcla de compasión, claridad y propósito— transforma, aunque no tenga títulos. Y cuidado con esto: el poder puede imponer comportamiento, pero jamás puede forzar respeto. Nadie admira a quien impone desde la fuerza. La admiración se gana con coherencia, no con gritos.
En mi experiencia en la Cámara Júnior Internacional (JCI), y en muchos rincones de América y el mundo, he conocido líderes que no tenían presupuesto ni recursos, pero tenían algo más valioso: convicción.
Un ejemplo vivo son los maestros de Fe y Alegría, movimiento internacional de educación popular que lleva formación integral y oportunidades a comunidades empobrecidas, promoviendo justicia social y transformación desde la escuela y la comunidad que, con pizarras rotas y techos que gotean, logran que sus alumnos brillen en competencias internacionales. ¿La clave? Amor. Libertad. Respeto. Y lo más curioso: jamás les gritan. Eso no es un dato, es una revelación.
¿Estamos liderando desde la presencia o desde el control? ¿Desde la inspiración o desde la imposición? ¿Y qué elige tu ejemplo cuando no estás hablando?
Hoy quiero invitarte a un compromiso distinto. No te pido que lideres perfecto. Solo que lideres con propósito. Que no olvides que tu presencia es tu mensaje más potente. Que elijas servir antes que mandar. Porque al final, como repito en cada sesión: «El liderazgo más transformador no se nota al principio, pero se agradece toda la vida».
Por favor, déjame tu valioso comentario en esta misma publicación.
Sigue mi cuenta en You Tube: https://www.youtube.com/AdrianCottin
#pcottin #AdrianCottin #LiderazgoConPropósito #AutoridadQueSirve #aprendizajeacelerado #formaciondefacilitadores #facilitadores #facilitadoresvirtuales #formaciondeformadores
Twitter @pcottin Instagram @adriangcottin
2 respuestas
Estamos perfectamente alineados en ésto y en muchas cosas, estimado Adrián. El problema es que el amor como expresión está tergiversado y muchas veces, de tanto utilizarla, se malinterpreta.
En tal sentido, me apoyo en el pensamiento del filósofo, teólogo y paleontólogo francés Pierre Teilhard de Chardin, que propuso una visión del amor como «… la afinidad que vincula y atrae a todos elementos en el mundo…». Eso, según lo que pienso, lo saca del aspecto romántico.
«Servir antes que mandar» es la mejor manera de vincular y atraer a todos en el mundo.
Recibe un cordial saludo
“Autorictas: capacidad de aumentar a otros”, ahora será una nueva palabra favorita, con mucho significado.
Gracias Adrián. Tu eres una autoridad en este sentido.