Aprender a Fluir

Aprender a Fluir: El arte de vivir plenamente, instante por instante

¿Alguna vez te has sentido completamente absorbido por una actividad, al punto de olvidar el tiempo?

  • ¿Recuerdas la última vez que experimentaste una profunda alegría solo por estar totalmente presente?
  • ¿Y te has preguntado por qué a veces el trabajo agota y el ocio no alivia?

No son preguntas retóricas. Son llamadas suaves, como quien te toca el hombro en medio de un ruido que no te deja pensar. Son umbrales. Y cruzarlos no requiere teoría, sino presencia.

Hoy no te escribo desde el podio, ni desde una sala de formación. Te escribo como hijo. Como nieto. Como alguien que una vez comprendió lo que es fluir no leyendo un libro, sino en la cocina de su abuela.

Una anécdota que huele a papelón con limón

Tendría unos nueve años. Era una tarde cualquiera en Maracaibo, Venezuela. El calor apretaba y mi Tata, quien acompañó a mi mamá en su adolescencia y a mí en mi niñez, preparaba papelón con limón en una jarra de vidrio grande, mientras yo revolvía con una cuchara de palo. No hablábamos. Solo mirábamos cómo el hielo crujía y el papelón se disolvía lentamente.

No había prisa. No había distracción.
Solo ese momento.
Yo, con los pies colgando desde la silla alta.
Ella, con la mirada atenta, sin urgencia.
Y el olor cítrico inundando la cocina.

No sabíamos que estábamos fluyendo. Pero lo estábamos. No hacía falta más. Y quizás por eso lo recuerdo como uno de los momentos más plenos de mi infancia.

Desde entonces, cada vez que revivo esa escena, me repito:

“Fluir no es hacer más. Es estar más.”

Pero… ¿qué es realmente el “flow”?

Mihaly Csikszentmihalyi, psicólogo húngaro-estadounidense, lo llamó flow: ese estado mental donde estás tan inmerso en lo que haces que el tiempo desaparece y tú contigo. No hay esfuerzo consciente, no hay máscara. Solo hay presencia.

Y no es un lujo para artistas o deportistas de élite. Está disponible para cualquiera… si se dan las condiciones.

¿Estás creando, en tu día a día, momentos donde puedas fluir?
¿O vives atrapado entre la productividad ansiosa y el ocio anestesiado?

Condiciones para fluir (y vivir mejor)

Para entrar en flujo no se necesita suerte, sino estructura emocional:

  1. Un desafío justo por encima de tu nivel actual. Ni tan fácil como para aburrirte, ni tan difícil como para bloquearte.
  2. Un propósito claro. Saber por qué haces lo que haces.
  3. Retroalimentación inmediata. Sentir que avanzas, aunque sea un poco.
  4. Cero distracciones. Una cosa a la vez. Con el alma puesta.
  5. Sentido personal. Tiene que tocarte por dentro.

En mis palabras:

“Cuando la mente, el corazón y el cuerpo se alinean, no hay que buscar motivación: ya estás en movimiento.”

Y esto no es solo una receta para ser más efectivo. Es una brújula para no perderte de ti mismo en el camino.

El falso descanso

Hoy, muchos confunden descanso con entretenimiento.
Ver series hasta que los ojos se secan. Deslizar el dedo por redes hasta que el alma bosteza.

Como me dijo una vez un amigo durante una caminata por el “Paseo del Lago”, en la Av. El Milagro, de mi ciudad natal:

Estoy cansado hasta de descansar mal.”

Y tenía razón.
El ocio sin sentido no restaura: aturde.

“No es falta de tiempo. Es falta de intención. Fluir requiere decisión.”

La educación del presente

¿Y si educar —o vivir— se tratara más de crear condiciones para el flujo que de imponer resultados?
¿Y si en lugar de buscar “hacer más cosas” nos enfocáramos en vivir mejor lo que ya hacemos?

Piensa en tu día a día. ¿Cuántas veces haces cosas en automático? ¿Cuántas veces olvidas respirar? ¿Cuántas veces pasas por la vida sin detenerte a saborearla?

Tres preguntas para tu semana

  • ¿Qué actividad te permite sentirte completamente tú, sin presión ni pretensión?
  • ¿Qué tendrías que soltar para estar más presente en lo que haces?
  • ¿Cuándo fue la última vez que sentiste que el tiempo se detenía porque estabas pleno?

Una propuesta sencilla (y profunda)

Esta semana, te propongo algo:
Elige una sola actividad.
Cocinar. Leer. Cantar. Pasear con alguien querido.
Pero hazla con atención absoluta.
Como si el universo entero dependiera de ese instante.
Porque, en realidad, así es.

Y si algo cambia, si algo se revela o simplemente sonríes sin razón, escríbeme.
Me encantará leerte.

Porque aprender a fluir no es solo una habilidad.
Es, quizás, el arte más humano de todos:

“Vivir instante por instante, y no dejar que la vida se nos pase de largo mientras la planificamos.”

Gracias por estar aquí.

Recuerda:

Respira.
Siente.
Fluye.

Por favor, déjame tu valioso comentario en esta misma publicación.

Sigue mi cuenta en You Tube: https://www.youtube.com/AdrianCottin

#pcottin #AdrianCottin #aprendizajeacelerado #formaciondefacilitadores #facilitadores #facilitadoresvirtuales #formaciondeformadores #PausaConSentido #SlowLiving #PresenciaPlena

Twitter @pcottin Instagram @adriangcottin

4 respuestas

  1. Fluir es vivir en el tiempo sin tiempo, o en el no tiempo.
    Alli en ese instante lo sientes todo, lo comprendes porque lo sientes y lo vives.
    En ese instante ocurren tantas cosas y solo es una, porque es un todo en un momento y lo mas hermoso, te sientes integrado a ese todo, dejaste la dualidad para ser uno, uno con todo, no hay identidad propia porque todo fluye y eres parte de ese fluir.
    Gracias por tu articulo y por compartir tu vivencia. Muchos saludos.

  2. Estimado Adrián. Es una propuesta valiosa la que haces en tu artículo de esta oportunidad porque tiene un de aplicación. Porque lograrlo es un paso más de evolución personal. Porque al hacerlo se abren puertas insospechadas. Fluir a mi entender es como meditar y cuando se medita se le da permiso al alma para que se exprese.
    Gracias por traer este tema. Debería ser una para todos, todos los días. Saludos

Responder a Arnaldo González Graterol Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *